El foil ha venido para quedarse
Una nueva forma de surfear y de leer el mar a irrumpido con
fuerza en nuestras costas y cada vez se ve más en los picos. La reacción más común
ante algo nuevo, algo desconocido suele ser de rechazo y escepticismo.
Las críticas que más he escuchado por parte de gente que
surfea son que el foil es peligroso o que no conectas con el mar o que es antiestético.
Yo creo que son opiniones dichas desde la barrera, más que
nada por desconocimiento de cómo funciona ya que es un deporte nuevo y que nada
tiene que ver con cualquier deporte de deslizamiento. Y es que al final: “No te deslizas, vuelas sobre el agua”.
Aunque igual me tiro piedras contra mi propio tejado voy a
intentar explicar mis sensaciones.
Respecto a que es peligroso. SI. Puede ser peligroso ya que
el foil tiene bordes cortantes y hay que saber manejarlo al entrar y al salir
del agua, pero a la hora de surfear no buscas rompientes verticales ni entubarte
por lo que se minimiza el riesgo de golpearte con la tabla o el foil y al no
competir directamente en el pico con surfistas también se reduce el riesgo de
choque. Al principio da miedo, pero cuando te familiarizas con la tabla y el
foil, es todo más sencillo.
Es verdad que me ha pillado mayor e igual soy más
consciente de lo que hago, no voy con tanta ansia y respeto a la gente en el agua y eso siempre influye.
¿No conectas con el mar? Yo creo que precisamente todo lo
contrario, y esto es algo que me ha hecho engancharme y volver a motivarme de
nuevo a la hora de entrar al agua.
En el surf el 90% del tiempo es remar, colocarte, esperar y
remontar. Solo el 10% del tiempo estas surfeando siempre que la ola sea buena y
tengas secciones de la ola donde poder disfrutarla ya que si la ola no es buena
tienes bombear o “saltar” en la tabla para no perder velocidad o conectar una
sección. Y siempre en una dirección, desde el pico a la orilla.
Con el foil desde el momento que te pones de pie en la tabla
y vuelas ya estas disfrutando, no hace falta que sea una ola perfecta o
vertical, notas la fuerza del mar todo el rato, sientes cuando la ola se
levanta, notas la velocidad, la fuerza del mar por debajo, también si está
chopi, glassy (periodo largo o corto) y puedes alargar la ola el doble o el
triple que con una tabla de surf y eso solo cuando estas empezando como yo, ya
que cuando aprendes a conectar olas alargas el tiempo encima de la tabla.
Eso te obliga a leer el mar para conectar las olas, a mirar
la superficie del agua para evitar turbulencias y notar la fuerza del mar en el
foil o la zona de agua más calmada para bombear, notas la densidad del agua…
tienes una visión de 360º del spot donde estas y te da mucha más libertad y
autonomía que con una tabla de surf.
Deporte “antiestético”. Es verdad que
cuando se empieza un deporte los movimientos no son del todo bonitos o
estéticos. Es como si ves alguien surfeando por primera vez en un corcho pan
inclinado como un 7 y los brazos en cruz. No es muy estético, pero hemos
normalizado que es el primer paso para surfear con estilo.
Lo mismo pasa con el foil, creo que lo más difícil es la
fase de bombeo, tienes que leer el mar para estar acompasado con él, para
coordinar los movimientos, para no hacer ningún gesto fuera de lugar y poder
aprovechar cada pequeño detalle para ganar velocidad. Al principio puedes
parecer un pato saltando, pero cuando ves a gente que optimiza cada detalle y
lo convierte en un baile con la superficie del agua para ganar velocidad e ir
donde quiere… eso si que es estética y conexión con el mar.
Dicho esto, nunca probéis el foil.
Radesega,
“Una y me salgo”
*Texto inspirado al leer el artículo de Noé Cantaloube en FoilingMagacine #24
FOTO PORTADA: El Gran Pepito.
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